El hábito de procrastinar es muy común. Muchas personas lo sufrimos día a día cuando gestionamos mal nuestro tiempo y aplazamos constantemente ciertas tareas. A todos nos ha ocurrido alguna vez, especialmente cuando nos enfrentamos a una tarea que no queremos hacer. A pesar de que procrastinar no nos trae nada bueno seguimos haciéndolo casi por costumbre.
Procrastinar: dejar para mañana lo que podemos hacer hoy
La palabra procrastinar deriva del latín y significa, literalmente, postergar hasta mañana. Dejar para mañana todo lo que podríamos hacer ahora mismo pero que no somos capaces de hacer. En “Tu árbol de vida” trabajamos cada día para ayudar a las personas a encontrar su propia paz interior. Aquella que le permita vivir en paz y armonía interna, sin miedo a enfrentarse a sus obligaciones para no procrastinar su realización. Nuestros cursos y formación online sobre Cábala analítica ayudan a vislumbrar de una forma mucho más clara quienes somos en realidad y por qué actuamos del modo que lo hacemos. ¿Por qué procrastinamos? Hoy te lo contamos en esta noticia.
¿Procrastinar es sinónimo de holgazanería?
No se trata de ser más o menos holgazán, se trata de entrar en un círculo de procrastinación irracional del que no podemos salir pese a saber que tendrá consecuencias negativas en el futuro. Nos enganchamos a ese círculo porque somos incapaces de manejar nuestras emociones frente a tareas que nos resultas más desagradables.
Procrastinamos debido a estados de ánimo “negativos” Entendiendo como negativos aquellos que nos hacen sentir mal, pero que también son importantes y debemos saber manejar. Siempre decimos que la tristeza no es negativa, por ejemplo, lo negativo es como la gestionamos. Pero hay momentos en la vida en los que tenemos que sentir tristeza, afrontarla y seguir para adelante. Si procrastinamos una tarea porque sabemos que nos puede provocar tristeza lo estamos haciendo debido a ese estado de ánimo que es lo que en realidad queremos evitar.
La procrastinación es una consecuencia que deriva de una mala regulación y gestión de las emociones. Por ello es tan importante que trabajamos a diario para conocernos mejora a nosotros mismos, aceptarnos y valorarlos. Las consultas de Cábala online y los cursos de formación de Cábala nos abren la puerta a ese autoconocimiento. Muy necesario y valioso.
Estrategias para dejar de procrastinar
Teniendo en cuenta que dejamos para mañana aquellas tareas que nos generan emociones desagradables debemos partir de su conocimiento y control en primer lugar. Por ejemplo: tenemos que escribir un artículo pero pensamos que no somos lo suficientes inteligentes para hacerlo o que se nos da mal. Entonces empezamos a pensar negativamente y lo postergamos creyendo que redactar ese documento no es una buena idea y en cambio ir a dar un paseo es una opción mejor, o limpiar la casa, ir a hacer la compra… cualquier cosa menos esa tarea concreta.
Esos pensamientos “rumiantes” son los que nos impiden avanzar y nos bloquean. Por ello trabajar el estrés, la ansiedad, la culpabilidad y la autoestima baja es esencial para librarse de ellos y dejar de procrastinar. El Yoga Tibetano nos ayuda mucho en este campo, pues nos abre las puertas de nuestro YO interior. Las clases o formación de Yoga Tibetano online pueden ayudarnos a librar nuestras batallas internas desde la serenidad, calma y armonía.
¿Es bueno procrastinar?
Estamos aquí ante una nueva paradoja. Procrastinamos para evitar esos sentimientos incómodos pero realmente no nos sentimos mejor por ello. De hecho acabamos sintiéndonos peor todavía. Por ello la solución no pasa solo con descargar una aplicación en nuestro móvil que nos ayude a gestionar y controlar mejor el tiempo. La solución tiene que partir de estrategias de autocontrol de emociones, no hay otra forma de dejar de procrastinar. La solución debe de ser interna y ha de depender únicamente de nosotros mismos.
Cuando hemos trabajado esto podemos obtener ayuda en ciertas “cosas” externas, como por ejemplo:
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Hacer una lista de tareas. Para empezar a ordenar la tareas que tenemos pendientes puede ser una buena idea hacer una lista con todo lo pendiente.
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Fijarse plazos. Algunas tareas pueden tener ya un plazo fijado y otras no tenerlo, pero aún así nosotros mismos podemos fijarnos un plazo máximo para completarlas.
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Crear orden de prioridades. Cuando llevamos tiempo procrastinando podemos tener tareas más urgentes que otras, establecer prioridades puede ayudarnos a no agobiarnos al empezar.
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Recompensarnos personalmente cuando hemos logrado finalizar una tarea que al principio se nos antojaba poco apetecible. Mejor un paseo después de la tarea que antes, así es una recompensa.
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Planifica tu día a día para ir poco a poco encontrando tiempo para todo. Si se tratan de tareas de trabajo mejor realizarlas en un entorno cómodo y ordenado.
Además de todo esto tenemos que tener en cuenta que también es importante delegar en otras personas ciertas tareas. No podemos encargarnos de todo solos. Decir que NO a ciertas tareas que no nos corresponden también nos ayudará a centrarnos en las que sí debemos hacer y a no procrastinar.
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